Tang Mo transmigró ha una emocionante novela de cultivo. Al enterarse de la trama, se negó a seguir siendo un perro carne de cañón y una herramienta para otros.
Rápidamente dejó la secta, decidido a establecer su propio camino y vivir una buena vida.
Sin embargo, en su camino por la montaña, la compasión le agitó su corazón, al ver a una niña lamentable y moribunda la cual recogió. Inesperadamente, este acto de bondad trajo de vuelta nada menos y nada más que al villano jefe “la Emperatriz Demonio” ¡Quien, en los próximos años, lo amaría hasta lo más profundo de su alma!
La Emperatriz Demonio: “Todos me engañaron y me hicieron daño, pero solo tú me trataste sinceramente. Como fuiste tú quien irrumpió en mi destino desolado, sanó mi cuerpo, calmó mi corazón y me redimió, nunca tendrás la oportunidad de marcharte…”
A medida que pasaba el tiempo, su vida solo mejoraba. Se transformó en un legendario maestro de la alquimia y la medicina, sorprendiendo a los tres reinos. Con píldoras en una mano y habilidades médicas en la otra, sus ojos espirituales podrían atravesar el destino mismo. Las sectas inmortales competian para ganarse su favor, y los grandes cultivadores acudian a él sin fin.
El Gran Maestro de la Alquimia lo elogió, diciendo: “Una sola de sus píldora puede desbloquear el Dao de los Tres Reinos, y un medicamento puede revertir la vida y la muerte
Mientras tanto, sus antiguas hermanas menores y mayores, ahora estaban atormentadas por el arrepentimiento, lloraron hasta que sus corazones casi se rompieron, pidiendo perdón.
Tang Mo simplemente les echó una mirada fría y dijo indiferentemente: “La sinceridad es tan inútil como la suciedad. Un espejo roto no se puede volver a llenar.”
Pero en su corazón, se burló: ¿Se suponía que todos debían seguir la trama original y aferrarse desesperadamente al protagonista? ahora, ¿están aquí revolcándote por mí? Ridículo.
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